Mientras autoridades locales y regionales atizan la guerra política
RAAN: Aguda crisis de hambre y vivienda
Mauricio Miranda maito:miranda@elnuevodiario.com.niEl huracán “Félix” no tuvo piedad, arrasó comunidades, desgarró familias, provocó hambruna, enfermedades, llanto y dolor. A siete meses de la pesadilla que condenó al norte del Caribe de Nicaragua, los esfuerzos por recuperar la paz todavía resultan insuficientes.
Según el reverendo de la Iglesia Morava, Norman Bent, la reconstrucción de viviendas y la satisfacción de la demanda alimenticia, son los temas cruciales donde justamente se han presentado los mayores obstáculos.
“Hay muy pocas casas reconstruidas. La cortada de la madera de los árboles caídos va muy lenta, no como debería estar”, dijo.
“Han entregado techos, materiales para instalar techos, clavos, zinc. Pero hace falta la otra parte, principalmente la madera. La madera está allí, pero no hay suficientes equipos para procesarla, tractores, aserríos, motosierras, para poder responder a todas las necesidades en la región”, señaló.
En cuanto a la distribución de alimentos, indicó que “no hay una hambruna, pero sí hay falta de alimentos. Ha habido sufrimiento, y sigue el sufrimiento”.
El reverendo señaló que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) está atendiendo la emergencia en base a sus propias políticas, algo que los pobladores todavía no logran comprender.
“En ese sentido, las poblaciones de las comunidades afectadas sienten que no son alimentos que constituyen su alimento normal. Ni es suficiente tampoco para su dieta. En estos momentos no están recibiendo todo lo que ellos necesitan”, añadió.
Según el “Informe RAAN, segunda edición”, publicado por el Sistema de las Naciones Unidas en Nicaragua en diciembre de 2007, hasta esa fecha los diferentes organismos que lo conforman habían ejecutado 17 millones 353 mil 254 dólares para paliar la emergencia.
La primera y segunda entrega de alimentos a las poblaciones afectadas, ejecutada por PMA, ascendió a 7.8 millones de dólares, según el documento.
Y aunque Bent reconoció y agradeció la ayuda, reiteró: “La gente no está alimentándose como debería, hay falta de comida”.
“Ya estamos en la época de sembrar arroz, y las otras comidas básicas como yuca, banano, plátano, caña de azúcar. Pero para todo eso esto se requiere semillas y estacas, y no hay en cantidades suficiente para que todas las comunidades tengan para sembrar”, alertó.
Destacó que es en las comunidades rurales de Puerto Cabezas, donde se presentan las mayores afectaciones por alimentación y salud. Mientras tanto, en las poblaciones de Río Coco y Prinzapolka todavía se registran severos daños por inundaciones.
“Las zonas costeras de Puerto Cabezas, tanto al norte como al sur, están seriamente afectadas, y las viviendas todavía no han sido reconstruidas. Eso está como si recién hubiera pasado el huracán”, se lamentó.
De acuerdo con el reporte de Naciones Unidas, el “apoyo a Mesa de Agua y Saneamiento, nutrición infantil, rehabilitación de escuelas, entrega de materiales educativos, registro civil, y apoyo integral a comunidades”, se ejecutó con US$ 2 millones del Unicef.
Y la evaluación de daños ambientales, protección de bosques, campaña contra incendios, seguridad alimentaria, rehabilitación de pesca e implementación de huertos escolares, se efectuó con 3.1 millones de dólares ejecutados por el PNUD.
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