Sueños de cooperativistas se vuelven beneficios reales
Esfuerzo colectivo triunfa en Waslala
* 97 mujeres emprendedoras, y 228 hombres, pequeños y medianos productores de diez comunidades, se unieron en 2006 y hoy ven los esperados frutos
Waslala, RAAN
Colaboración
Basta escucharles tres, cinco o siete palabras para darse cuenta de que estas personas hablan con la sencilla verdad y no con las grandes dotes de la mentira.
El valor de todos ellos lo encontramos en sus actitudes positivas para lidiar con las adversidades y salir airosos en un país donde muchas veces lo primero que se pierde son las esperanzas.
Sus sueños se cuentan por montones… pero lo más importante es dar el primer paso y alcanzar lo que para muchos puede ser inalcanzable. Ese paso difícil lo dieron 97 mujeres emprendedoras y 228 hombres, pequeños y medianos productores de 10 comunidades de Waslala (Hierbabuena, El Achiote, Kusulí, El Ciprés, Caño Los Martínez, Los Chiles, El Papayo, El Guabo, Zinica y Las Jaguas), quienes crearon en 2006 la Cooperativa de Servicios Múltiples “Nueva Waslala, 23 de Junio R.L.”.
Ese nacimiento se produjo porque “la gente cree en sí misma y también cree en el resto de las personas”. Eso siente Santos Luciano Torres, presidente de la cooperativa, en relación con el comportamiento que tiene la mayoría de los socios. Las pequeñas fincas de los 325 socios representan un área de 3 mil 942 manzanas, donde cultivan café, cacao maíz, frijoles, plátano, malanga y quequisque, y desarrollan la ganadería de carne y de leche.
Aunque se desconocen los datos económicos de las fincas, se supone que la productividad y las ganancias que generan son enormes, por el enfoque orgánico dado a los sistemas productivos y las bondades agroecológicas de la zona.
Esta cooperativa es apadrinada por la Asociación para la Diversificación y el Desarrollo Agrícola Comunal (Addac), con el financiamiento de Intermon/Oxfam y Brucke-Le-Pont; y la mayoría de sus socios trabajan con ese organismo desde hace más de ocho años.
Actitud positiva para iniciar
Casi tres años después, la cooperativa cosecha buenos frutos, y “eso se debe a que vamos madurando en la organización”, nos explica Laureano Gaspar Montoya, quien trabaja con su familia en la finca El Coyol, de 10 manzanas, ubicada en Zinica. Montoya, de 60 años, no puede ser más categórico: “Con el tiempo hemos aprendido que es bueno estar organizado, porque uno sólo no consigue nada”, y reitera con mucha satisfacción al referirse a la cooperativa, que “siento pertenecer a algo, y que hay algo por lo que seguir adelante”.Otro productor que demuestra entusiasmo es Pedro Efraín Murillo Flores, de 36 años, quien reside con su esposa y ocho hijos en Linda Vista, finca de 13 manzanas en El Papayo 2. Flores confía en el trabajo que hacen los dirigentes de la cooperativa: “Esas gestiones darán bienestar a los socios y a la misma comunidad, espero que haya más progreso…”.
Es cierto que Lorenza Pérez Olivas, de 33 años, no tiene finca, pero esa limitante no le impide pertenecer a la cooperativa; ella sólo tiene su casa en Zinica, es casada, tiene dos hijas, pero trabaja en la finca de su papá y además es promotora de salud en la zona.
Parte de su patrimonio son tres vacas paridas valoradas en 30 mil córdobas; a veces siembra maíz y frijoles, y dice que para el ciclo de apante, con créditos otorgados por la cooperativa, sembrará tres manzanas de frijol rojo y de frijol negro. Lorenza está convencida de que esa cosecha se venderá a través de los canales de comercialización de la cooperativa, y como consecuencia traerá mejores precios y aumentará el capital de los socios.
“Vamos a comercializar con la cooperativa, porque las ganancias de la cooperativa también son mis ganancias”. Así de sencilla es la filosofía que explica esta humilde mujer. Pero Santos Luciano reflexiona que en este tipo de organizaciones los socios tienen derechos y deberes, y, al contrario de los socios solidarios, a algunos no les gusta la responsabilidad, no les gusta el compromiso. Se lamenta porque “estas actitudes llevan al fracaso de una organización”, y sugiere que ese destino no lo tendrá la cooperativa que dirige.
Abel Antonio Otero Flores, de 22 años, quien vive en la finca El Jardín del Edén, Caño Los Martínez, piensa de una forma más amplia; él se fija en los numerosos beneficios de la organización; “hay muchas ventajas en la comercialización de los productos y cosechas”, y se pregunta: ¿una sola persona es capaz de colocar grandes volúmenes de producción? Inmediatamente responde: “La cooperativa y sus socios sí lo pueden hacer”.
El joven productor supone que la cooperativa puede competir como los grandes; “ya comenzamos a gatear, luego vamos a caminar y después vamos a correr”. Al mismo tiempo, hace relación que “Nueva Waslala, 23 de Junio” ha alcanzado en sus 18 meses lo que otras cooperativas no alcanzaron en cinco años o más de existencia.
Prodigiosas fincas…
Aunque las 3 mil 942 manzanas que representan las fincas de los 325 socios tienen un gigantesco potencial, la mayoría de éstas se encuentran semiparalizadas por la falta de financiamiento para desarrollar una actividad productiva intensiva y competitiva. “Es evidente que sin dinero no se puede ir a ningún lado”, eso recalca Jazmina del Carmen Blandón, gerente de la cooperativa, y destaca que se han entregado pequeños créditos de cinco mil a diez mil córdobas para diferentes actividades.La cooperativa cuenta con un patrimonio líquido de 293 mil córdobas y el centro de acopio del proyecto cacao; en un futuro la cooperativa manejará como patrimonio unos 300 mil córdobas, que es el fondo comunal revolvente que maneja Addac en las comunidades.
En esta dirección se hicieron importantes gestiones con otros organismos, con el fin de obtener financiamiento para la siembra y comercialización de frijol, para la comercialización de café, y para elevar la calidad y comercialización del cacao. Por ejemplo, Addac financió con apoyo de CRS, 348 manzanas de frijol negro y frijol rojo en apante de 2007.
La producción de 400 quintales de café oro (350 orgánico y 50 convencional) este año, se vendió a “Aldea Global” a 151 y 121 dólares cada quintal, respectivamente. Por otro lado, se firmó convenio con el fabricante de chocolate Ritter Sport de Alemania, para exportar al año 20 toneladas de cacao orgánico fermentado.
La novedad con el cacao es que al productor le pagan 2 mil 800 córdobas por quintal, o sea 800 córdobas más, comparado con el precio del mercado local; además, se instaló un centro de acopio de cacao en baba; los encargados del acopio y beneficiado, que son socios de la cooperativa, dicen que el cacao alcanza hasta 93 por ciento de fermentación y cero por ciento de moho interno.
También se hacen los contactos con la cooperativa hermana “Ríos de Agua Viva, 21 de Junio”, de Rancho Grande, para construir un centro de acopio de raíces y tubérculos (malanga y quequisque) y maquilar la enorme producción que existe en los dos municipios.
Pero las inversiones no sólo alcanzan la parte productiva, sino que se piensa en grandes obras sociales. Los socios tienen sueños de poner en funcionamiento la clínica médica con atención básica y especializada dos veces por semana, fomentar el ecoturismo en las fincas y crear las condiciones para tal fin, construir un centro de capacitación, otorgar becas a los hijos de los socios, un comisariato donde poder comprar y vender a precio justo…
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