martes, 29 de abril de 2008

COSTA ATLANTICA: HAGA CLICK AQUI Y LEA TRES ARTICULOS PUBLICADOS POR DIFERENTES AUTORES EN EL DIARIO LA PRENSA, EDICION No. 22796 DEL AÑO 2002.

Prejuicios y afinidades en costa y costa.
¿Los costeños, tenemos prejuicios en contra del Pacífico?

Alfonso Navarrete Centeno*

Hace pocos días, al darse cuenta una persona de Managua que soy originario de la Costa Atlántica, entre los aspectos que conversamos me llamó la atención una de las tantas preguntas que hizo al suscrito: “¿Es cierto que ustedes los costeños tienen muchos prejuicios en contra del Pacífico?” Esta pregunta me motivó a escudriñar lo poco que se ha escrito sobre la historia del Caribe nicaragüense y a reflexionar sobre esta visión que tienen algunas personas del Pacífico.

En principio, los costeños estamos conscientes y agradecidos porque nuestros hermanos del Pacífico gustan de la cultura y tradiciones de los pueblos de la Costa Atlántica. Lo podemos ver en las presentaciones culturales que desde la década de los 80 empezaron a promoverse en el Pacífico, principalmente en Managua y ciudades más grandes del país; lo hemos venido observando en el tiempo cuando los habitantes del Pacífico han gustado de las comidas típicas acompañadas de su principal ingrediente: el coco, en la aceptación del “Reggae”, del “Palo de Mayo”, de la música de Dimensión Costeña, por parte de jóvenes y viejos, de los bellos paisajes tropicales y de sus costas con arenas blancas y aguas azules y verdosas que caracterizan al Caribe nicaragüense.

Entonces, me pregunto: ¿podrían existir prejuicios por parte de nosotros, los costeños, hacia nuestros hermanos del Pacífico? Y al mismo tiempo respondo: “No tenemos prejuicios. Los pueblos de la Costa Atlántica estamos conscientes de que todos somos nicaragüenses y que los mismos problemas y crisis nos afectan por igual. Por tanto, los costeños reconocemos que tanto el Pacífico como el Atlántico se identifican y comparten intereses comunes en la actualidad”.

Sin embargo, si lo vemos desde la esfera gubernamental y con óptica política, sí considero que tenemos fuertes contradicciones y justificados prejuicios y reclamos como efectos del tratamiento y comportamiento del Estado nicaragüense hacia las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica (los habitantes del Atlántico se refieren al Estado Nicaragüense como “el Gobierno Central”, “Gobierno de Managua” o “El Pacífico”. En este problema, la “casta política criolla” del país se ha desenvuelto al mejor estilo de los grandes demagogos, con claras intenciones de no reconocer los derechos autonómicos y el mejoramiento del nivel de vida de los pueblos autóctonos del Caribe nicaragüense.

La visión que tienen algunas personas acerca de los prejuicios de los costeños hacia el Pacífico, es posible que se deba a la falta de conocimiento de la realidad de la Costa Atlántica, sobre todo por desconocimiento de todo el sistema organizacional de los pueblos indígenas y étnicos y de su autonomía, formas de gobierno indígena, territorios comunales, organización económica y social de la etnias de origen ancestral, sus culturas, tradiciones y costumbres. En las últimas dos décadas, tanto el Estado nicaragüense como las organizaciones políticas han pretendido ignorar la realidad que se vive en el Caribe nicaragüense, y lamentablemente seguimos en las mismas circunstancias en pleno siglo XXI.

Estimado lector, los siglos XVI y XVII se caracterizaron por la violencia, devastación e inseguridad. La Región del Pacífico de Nicaragua continuó siendo una colonia de España hasta 1821, y durante ese período España inculcó a los pueblos del Pacífico bajo su control el odio y la desconfianza hacia los ingleses, hacia los “salvajes” del Atlántico y hacia el protestantismo, dando lugar al surgimiento del antagonismo Pacífico-Atlántico. Por su lado, la Región Atlántica de Nicaragua siguió siendo un protectorado británico hasta 1894; los británicos, en forma deliberada, crearon conciencia en los pueblos del Atlántico para que también hubiese odio y desconfianza hacia España, hacia el hispanohablante y hacia el catolicismo.

Si reflexionamos al respecto, fácilmente deducimos que estos sentimientos fueron transmitidos por intereses políticos y de poderes hegemónicos gubernamentales (España e Inglaterra), y nunca porque dicho antagonismo haya sido engendrado desde las entrañas y conciencias de nuestros antepasados. Por fortuna, estamos viviendo nuevos tiempos en lo que respecta a la unidad nacional de los pueblos multiétnicos, con conciencia y solidaridad entre las dos grandes culturas que caracterizan a nuestra nación: Pacífico y Atlántico.
Son numerosos los problemas que aquejan a las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica: altos índices de desempleo, explotación irracional de los recursos naturales, pobreza extrema de los municipios y comunidades, violaciones a la Ley No. 28 de Autonomía, la no demarcación y legalización de las tierras comunales, e incremento del tráfico y consumo de drogas e inseguridad ciudadana, entre otros. Estos problemas constituyen la base principal de las contradicciones existentes entre los habitantes del Atlántico y del Pacífico (entiéndase Gobierno Central o Gobierno de Managua); el reclamo constante, la resignación de los pueblos y el derecho de alzar la voz como parte de la libre expresión que toda democracia garantiza, es lo que gobernantes y políticos interpretan como visión prejuiciosa de los costeños. Hermanos nicaragüenses del Pacífico, tengan la plena seguridad de que todo indígena y etnia de hasta el más último rincón del Caribe nicaragüense, seguirá siendo humilde, respetuoso y hospitalario con todos los habitantes de las demás regiones de la nación, y muy agradecido con todos los que se solidarizan con la autonomía de la Costa Atlántica y que reconocen y respetan las culturas de estas tierras caribeñas.
* El autor es consultor socioeconómico de la Costa Atlántica.

El derecho consuetudinario de los pueblos
indígenas de la Costa Atlántica.

María Luisa Acosta*

El conjunto de prácticas culturales indígenas que generan usos y costumbres jurídicas tradicionales por medio del cual los Pueblos Indígenas y Comunidades Étnicas de la Costa Atlántica de Nicaragua regulan sus asuntos locales, es lo que denominamos Derecho Consuetudinario. Los usos y las costumbres consideradas obligatorias por sus miembros constituyen su esencia y se caracterizan por no encontrarse escrito o codificado y ser transmitidos oralmente y preservados por su memoria colectiva. Entre las costumbres o tradiciones de estos pueblos encontramos la inalienabilidad de la propiedad indígena tenida de manera comunitaria o colectiva, y el concepto de territorio de sus tierras basadas en el usufructo tradicional y en el dominio histórico sobre sus recursos naturales, en contraste con el derecho occidental imperante en el resto del país, caracterizado por la propiedad individual y el uso exclusivo de la tierra inmersa en una economía de mercado. Al reconocer nuestra Constitución los usos y costumbres indígena como fuente del derecho positivo nacional ésta se convierte en Ley, al mismo nivel que la ley escrita imperante en el ordenamiento jurídico nicaragüense aplicable por los jueces y otros funcionarios públicos.

Dentro del marco de lucha de las naciones civilizadas en contra del racismo y la protección universal de los Derechos Humanos, Nicaragua, en su Constitución, instaura el pluralismo jurídico en los Art. 5, 89 y 180 al reconocer el derecho consuetudinario de estos pueblos y al garantizarles constitucionalmente el “mantener y desarrollar su identidad y cultura, tener sus propias formas de organización social y administrar sus asuntos locales... conforme sus tradiciones... así como mantener las formas comunales de sus tierras y el goce, uso y disfrute de las mismas...” De la misma manera el Estatuto de Autonomía de las Regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua (Art. 18) establece: “La Administración de Justicia en las Regiones Autónomas se regirán por regulaciones especiales que reflejarán las particularidades culturales propias de las Comunidades de la Costa Atlántica, de conformidad con la Constitución Política de Nicaragua”. Las regulaciones especiales de las que habla el artículo 18 para que reflejen las particularidades culturales propias de las Comunidades de la Costa Atlántica vinculan al Poder Judicial en una clara referencia al derecho consuetudinario, que incluye la forma tradicional de propiedad sobre las tierras que ocupan y la organización interna, que comprende las formas tradicionales de elegir a sus autoridades comunales.

A este respecto, la Ley de Municipios y la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) también reiteran el mandato del Art. 18 del Estatuto de Autonomía, estableciendo que las autoridades municipales y el Poder Judicial respeta, promueve y garantiza el Régimen de Autonomía de las Regiones donde habitan los pueblos indígenas y comunidades étnicas de la Costa Atlántica de Nicaragua, reforzando así el régimen especial de estos pueblos, regidos por su derecho consuetudinario. Y la Sentencia No. 123 de la 1:30 p.m. del 13 de junio de 2000 de la Corte Suprema de Justicia sobre el Recurso de Amparo presentado por un miembro de la comunidad indígena de Rama Cay en contra del Delegado del Instituto Nicaragüense de Reforma Agraria (INRA) en la RAAS, reconoce las particularidades culturales de las comunidades de la Costa Atlántica y, por ende, la representación de las mismas por parte de sus autoridades comunales elegidas tradicionalmente sin más formalidades que las observadas dentro del seno de las tradiciones comunales.

Pero a pesar del derecho consuetudinario, reconocido constitucional legal y jurisprudencialmente, todavía no existe en nuestro ordenamiento jurídico un procedimiento específico para regularlo. Pero este vacío legal, causado por omisiones del mismo Estado, no debe ser utilizado para negarle a las comunidades étnicas y a los pueblos indígenas de la Costa Atlántica de Nicaragua sus derechos reconocidos por la Constitución Política de Nicaragua y las leyes; porque aunque el Estado no haya creado un reglamento, las normas constitucionales y legales siguen siendo normas de obligatorio cumplimiento para el Estado y sus funcionarios. Actualmente, la Comisión Étnica y de Comunidades Indígenas de la Asamblea Nacional se encuentra discutiendo la Resolución Conjunta No. 08–06– 09 –2000, presentada por ambos Consejos Regionales Autónomas: “Aval de los resultados de las consultas realizadas a los pueblos indígenas y comunidades étnicas de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica, las cuencas de los ríos Bocay y Coco”, que establece el procedimiento para llenar este vacío.

* La autora es coordinadora del Centro de Asistencia Legal a Pueblos Indígenas (CALPI).calpi@ibw.com.ni

¿Autonomía o segregacionismo?

Los costeños del Caribe y del Pacífico, y los habitantes de la zona central del país, somos diversos, pero estamos unidos en un solo país multiétnico, Nicaragua, que como un gran río madre se nutre de múltiples afluentes. Y como en toda nación compleja, en el corazón de la diversidad nicaragüense laten afinidades y desencuentros, prejuicios y comprensiones

Douglas Blanco Aragón*

Para poder realizar este trabajo tuve que convivir algún tiempo con los habitantes de la Costa del Caribe nicaragüense. No hay otra manera de hacer un “análisis” de los sentimientos sociopolíticos o ideológicos de un país o región, si no es “in situ”. Los costeños padecen el síndrome de la doctrina Monroe: “América para los americanos”. “La Costa para los costeños”. La diferencia estriba en que la filosofía del norte se refiere a una nación entera, y los multiétnicos a una sola región del país (un sentir fragmentario).

Para los costeños, el que no nació en la Costa, es del “Pacífico”. Sienten aversión por los “managüenses” y por el resto de habitantes del país que no somos originarios de esa región. Sienten añoranzas por el pasado, y cuando se refieren a los mestizos-campesinos lo hacen de una manera racista. Llaman “invasores” a los campesinos pobres del “Pacífico” que van en busca de tierras para trabajar, y que para subsistir se han introducido en las selvas del Atlántico nicaragüense convirtiéndolas en pequeñas “fincas”.

Acusan a los mestizos de despalar indiscriminadamente la región convirtiéndola en potreros y sembradíos, para el usufructo ganadero y agrícola. Pero no dicen que personas costeñas ciento por ciento, en contubernio con algunos aliados del “Pacífico”, sacaron decenas de miles de pies cúbicos de maderas preciosas de la Costa Atlántica, con helicópteros de la Fuerza Aérea Sandinista (FAS) para enriquecimiento de comandantes sandinistas, sus familias, “colaboradores” y amigos más cercanos. También evitan hablar sobre el tema de la venta a extranjeros de los Cayos Perlas, para beneficio de los costeños involucrados en este “negocio” con los bienes del pueblo. Y de la corrupción administrativa de algunos funcionarios costeños, sus asistentes y colaboradores. La mayoría de los integrantes de las etnias de la Costa no trabajan la tierra, pero los mestizos sí. Es difícil conocer a un afro-nica campesino. Se cuentan “con los dedos de la mano”.

Aducen que las tierras pertenecen exclusivamente a las etnias costeñas, porque los reyes moscos o caciques las repartieron a las razas indígenas hace muchos años. Por lo tanto, el resto de nicaragüenses no costeños son “abusivos” y “entrometidos”. Según ellos, no tienen derecho a trabajar las tierras costeñas. Pregunto: ¿la región Atlántica no es parte del territorio nicaragüense? La Constitución Política dice que todo ciudadano tiene derecho a fijar su residencia en cualquier parte del territorio nacional. Esto es válido tanto para los habitantes del Atlántico como del Pacífico. El territorio nacional es único e indivisible.
Los sentimientos egoístas nos dividen. Por eso Nicaragua no prospera. Hago alusión a una cita bíblica: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá” (San Mateo 12:25). Por su lado, los habitantes de Nueva Guinea, Muelle de los Bueyes y El Rama, aspiran a constituirse en un departamento del interior de la República. O sea, lo que ellos llaman “gente del Pacífico”. ¡Los costeños no pusieron un solo grano de arena para la formación de este futuro departamento! Pero sí, por los radios locales de Bluefields defienden a “capa y espada”, como parte del territorio costeño, lo que hoy es Nueva Guinea. Dicen que Managua quiere quitarles lo que les pertenece. ¡Son los mismos habitantes de estos lugares los que quieren constituir o construir sus propios municipios! ¡Son los únicos que pueden hacerlo! ¡Son los únicos que se lo merecen! ¡Ellos construyeron su propio futuro, sin ayuda de los costeños!
Recuerdo que el departamento de Boaco era municipio del departamento de Chontales, que San Miguelito —que vio nacer al intelectual Carlos A. Bravo—, pertenecía también al departamento de Chontales, y hoy pertenece también al departamento de San Carlos. ¿Qué hicimos los chontaleños para evitar que “cercenaran” nuestro departamento? Sencillamente nada, porque comprendemos que son pasos de crecimiento que se van dando durante el desarrollo de cualquier país del mundo. Esas divisiones o “ajustes” de geografía política son para mejorar el sistema administrativo de los recursos económicos de cada uno de los sectores productivos y urbanísticos de nuestra Patria. ¿Acaso estas tierras fueron sacadas del país? ¿No están siempre “bajo el nicaragüense sol”? ¿No están cobijados por la misma bandera azul y blanco de la Patria, de Darío y Sandino? Lo que ellos llaman “Autonomía”, o mejor dicho, el concepto autonómico que manejan se refiere al dominio exclusivo de las diferentes etnias sobre los recursos terrestres y marítimos. Que los recursos que genere la tierra y la pesca sean para beneficio solamente de los costeños. Los mestizos del “Pacífico”: ¡Fuera! Esas riquezas son sólo para los costeños. Si los habitantes de los demás departamentos pensáramos igual que los costeños, sería la ruina total para nuestra nación. Sería el caos. Por eso mi pregunta: ¿es esto autonomía o segregacionismo? La autonomía está bien, pero del segregacionismo, ¡Dios nos libre!
* El autor es poeta y escritor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
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Michael dijo...

Me parece bien tu punto de vista de independisarte de nuestra politica sucia pero creo que eso crearia una barrera social entre las dos culturas...

Alfonso Antonio Navarrete Centeno - Director Fundador. dijo...

Michael...la idea es mantener siempre la integración de la Nación, aun cuando tengamos que defender a toda costa una verdadera Autonomía. Saludos.